Llevaba días pensando sobre qué escribir y aunque pues sí había varios pretextos, no daba con algo que dijera yo “ay, wey, este post va a mover al mundo”.
Y, efectivamente, mi cabeza no dio para nada que valiera la pena (…como tantas veces). Y al cabo que ni quería, pensé…
Pero dando un rol en interné y webogleando (o sea, echando la weba en los blogs) me hallé este de un español que es consultor en no sé bien qué, pero me llamó la atención este post en el que defiende su derecho de hacer de su blog un papalote… algo banal (y que conste que para nada lo es), sin interés para nadie y con el único propósito de escribir por escribir… de todo y de nada o de lo que nos de la gana. Y si además algunos lo leen, pues chido. Pero hasta ahí.
El asunto viene a cuento porque ahora resulta que cualquier cosa que diga uno en este espacio tan insignificante puede ser usada en su contra. Como si el blog fuera nuestra carta de presentación o currículum. Como si para que alguien acepte ser nuestro amigo, pareja sentimental, patrón, acreedor o entablar con nosotros cualquier otra relación, tuviera que hurgar ya no solo en nuestro pasado, antecedentes penales, trabajos anteriores, cuentas bancarias y buró de crédito, sino también en nuestro blog. ¿Signo de los nuevos tiempos?
Y, bueno, si así fuera, pues chance pagarían por bloguear y entonces uno tendría que vestirse de traje o de bombero o de policía o de médico para poder sentarse en la chompu y escribir sobre algún tema o algo. Pero no hay que tomarse las cosas tan en serio. Es gratis y no hay patrón.
Ya sé que hay quienes piensan que los blogs necesariamente tienen que ser temáticos y hablar de cosas importantes que “aporten” a México o a algún grupo de interés en particular, en lugar de ser espacios en donde cualquiera pueda decir, con toda libertad, que le da weba levantarse para ir a trabajar o enseñar sus calcetines rotos.
En fin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario